"El anciano pegó el mejor de los gritos, sin embargo, no estaba en su espacio preferido. Estaba en lo ingrato de su sonoro modo de hablar cuando tomaba los líquidos. El desinterés de parecer el digno que nunca fue y tampoco supo ser. Simplemente sentado en la plaza, de los lugares públicos quiso morir de frío y murió como el más y el mayor de los miserables, en el pequeño destierro que quiso emprender con lo que otros le solían llamar vida."
Todos sabemos que amó por obligaciones, el destierro
Diario de un Miserable.
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REVISTA RAÍCES DE EXPRESIÓN
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